Vie. Mar 29th, 2024

Un estudio publicado por dos científicos del Reino Unido señala que los bebés no nacidos pueden sentir dolor en el vientre de su madre desde la semana 13 de gestación, invalidando el consenso de la opinión médica que asegura que no sienten dolor desde la semana 24.

 

Esta afirmación significaría que bebés que están siendo abortados en lugares como el Reino Unido, donde esta práctica está permitida hasta las 24 semanas, padecen sufrimiento mientras son asesinados en el vientre.

 

El estudio se llama Reconsidering Foetal Pain (Reconsiderando el dolor fetal) y fue publicado en la Journal of Medical Ethics el 14 de enero de 2020.

 

Los autores del trabajo son el profesor británico Stuart Derbyshire, un partidario del aborto que alguna vez fue consultor de la multinacional abortista Planned Parenthood y otros grupos proaborto; y el estadounidense John C. Bockmann, que no comparte la posición de Derbyshire.

 

Ambos señalaron que sus propias “marcadas diferencias” sobre la moralidad del aborto “no deberían interferir con la discusión sobre si el dolor fetal es posible”.

 

 

En la introducción del estudio, los científicos precisan “que los abortos antes de las 13 semanas de gestación no implican ninguna probabilidad significativa de dolor para el feto”. Sin embargo, reconocieron “que nunca hubo un consenso de que el dolor fetal no es posible antes de las 24 semanas”.

 

“A menudo se afirma que existe un consenso de que el dolor no es posible antes del desarrollo de la corteza cerebral y antes de que la periferia se conecte a la corteza a través de la médula espinal y el tálamo. Esos desarrollos en general no son aparentes antes de las 24 semanas de gestación y muchos cuerpos médicos e informes de prensa afirman que el dolor no es posible antes de las 24 semanas de gestación, que es el punto en el que la mayoría de los abortos dejan de ser legales en la mayor parte del mundo”, agregaron.

 

Más adelante, Derbyshire y Bockmann dijeron: “Muchos documentos que discuten el dolor fetal han especulado con un límite más bajo para el dolor fetal por debajo de las 20 semanas de gestación. Notemos de pasada que el conteo de votos y el consenso quizás no sea la mejor manera de decidir disputas científicas. Independientemente de si hubo un consenso, sin embargo, ahora está claro que el consenso ya no es sostenible”.

 

Ambos científicos sostienen en su estudio que “la evidencia neurocientífica actual socava la necesidad de la corteza cerebral para experimentar dolor”.

 

“Incluso si la corteza se considera necesaria para la experiencia del dolor, ahora hay buena evidencia de que las proyecciones talámicas en la subplaca, que emergen alrededor de las 12 semanas de gestación, son funcionales y equivalentes a las proyecciones talamocorticales que emergen alrededor de las 24 semanas de gestación. Por lo tanto, la evidencia neurocientífica actual respalda la posibilidad de dolor fetal antes del límite de ‘consenso’ de 24 semanas”, afirmaron los científicos.

 

Los investigadores también argumentaron que actuar como se tuviera la certeza de que el feto no siente nada parecido al dolor “coquetea con la imprudencia moral”.

 

“Dada la evidencia de que el feto podría experimentar algo así como dolor durante la interrupción tardía del embarazo, parece razonable que se aliente al equipo clínico y a la mujer embarazada a considerar la analgesia fetal (alivio del dolor)”, indicaron.

 

No obstante, el Dr. Anthony McCarthy, director de Investigación de la Sociedad para la Protección de los Niños no Nacidos (SPUC, por sus siglas en inglés), dijo: “Acogemos con beneplácito la reapertura del debate sobre el dolor fetal en este importante documento. Sin embargo, hacer que la muerte sea indolora para el asesinado no significa que tomar la vida esté justificado”.

 

“A las mujeres que están justamente preocupadas por no causar dolor a su bebé, incluso a partir de las 13 semanas, debería ofrecerse, no formas alternativas de abortar al bebé, sino apoyo para permitir que su hijo viva”, añadió.

 

Según los investigadores del estudio se estima que hay 56 millones de abortos inducidos cada año en todo el mundo, lo que corresponde al 25% de todos los embarazos.

 

El diario británico Daily Mail señala que en Reino Unido se realizaron 218.281 abortos en 2018, casi una cuarta parte (23%) de todos los embarazos, y que alrededor de seis mil abortos se llevan a cabo anualmente a las 18 semanas o más adelante.

 

En el estudio de Derbyshire y Bockmann también se explicó que “los abortos después de 13 semanas suelen ser médicos o quirúrgicos”.

 

“Los abortos médicos implican una droga o combinación de drogas que se le proporciona al paciente para inducir el aborto. Hoy en día, la combinación de drogas es comúnmente mifepristona y misoprostol que no matan al feto. La muerte fetal sigue a un feticidio directo (una inyección de cloruro de potasio directamente en el corazón del feto o una inyección de digoxina directamente en el feto o por vía intraamniótica) o al trauma del parto”.

 

“La técnica quirúrgica más común es la dilatación y evacuación (D&E). En un D&E, el cuello uterino se dilata, se drena el líquido amniótico y el feto se extrae en pedazos a través de varias maniobras quirúrgicas con pinzas de agarre. Nuevamente, la muerte fetal sigue a un feticidio directo realizado antes del D&E o al trauma del D&E que resulta en la muerte”, señalaron.

 

Fuente: ACI Prensa