Jue. Abr 18th, 2024

Hace apenas unos días la hermana Deirdre Byrne de la congregación de las «Pequeñas trabajadoras de Sagrado Corazón de Jesús y de María», hizo noticia con su participación y discurso en la Reunión Nacional del Partido Republicano en los Estados Unidos de Norteamérica. No es la primera vez que ella se pronuncia a favor de la causa provida abiertamente. 

 

Y más allá de la justificación de su posición política hay algo en este discurso que nos ha conmovido a todos los que lo hemos escuchado. Vale la pena detenerse, escuchar lo que dijo en este enlace  y reflexionar en sus palabras al respecto.

 

La hermana «Dede» tiene una trayectoria de servicio como pocas. Siendo coronel retirada del ejército norteamericano y cirujana, ha trabajado en los lugares más complicados y pobres del planeta ejerciendo su profesión.

 

Conoce la miseria y el dolor desde muy cerca. Se cuenta que su encuentro con la Madre Teresa de Calcuta fue determinante para comprender su vocación. Pero basta de palabras, ¡vamos a la acción! Luego de ver y analizar el video descubrimos tres puntos que quedan como enseñanza para todo cristiano, te los compartimos:

Fuente del video: Aciprensa

1. Habla con Dios y revélale los anhelos de tu corazón

Cándidamente la hermana Dede comienza su discurso narrando que días antes en oración le había pedido a Dios que le permitiera ser un instrumento y una voz para la causa provida.

Parece ser una afirmación anecdótica o sin importancia. Pero en realidad nos habla de esa cercanía con Dios para abrirle el corazón y comunicarle nuestros anhelos más nobles, los más íntimos. Es una gran lección de cercanía y confianza para todos nosotros.

 

2. No tener miedo a decir la verdad

En estos tiempos hablar sobre la causa provida no es cosa sencilla, y vaya que ella lo hace con aplomo y a la vez esa serenidad de saberse hablando con verdad. Sustenta su posición no solo en la fe, sino también en la ciencia, como mujer médico que se deja la vida sirviendo a los más necesitados en su profesión.

 

Pero lo que más impacta del discurso de la hermana Deirdre Byrnno no es solo esta posición provida que encuentra su sustento en la ciencia, en la moral y en la ética. Sino además ese rotundo «también soy provida eterna». Habla con libertad religiosa y de pensamiento. 

 

Cuánto miedo solemos sentir en espacios públicos al hablar de nuestra fe, de nuestras creencias, la hermana Deirdre nos deja un gran ejemplo de valentía sostenida en una relación cercana con Dios.

 

3. Si anulamos la vida, nos quedamos sin nada

Defender la vida debe encabezar la lista de prioridades de cualquier católico. Si no defendemos la vida, nos quedamos en nada. Defender la vida no solo implica la vida del no nacido, sino del desvalido, del rechazado, del enfermo, del anciano, del joven, del adulto, del niño.

 

Parece que el discurso provida que muchas veces manejamos se quedara en el recién nacido, que por supuesto necesita nuestra voz para defenderse pues es el más vulnerable. Pero al defenderlo a él no olvidemos que también defendemos a la humanidad entera y su legado.

 

Este discurso nos ha conmovido no necesariamente porque sea una religiosa hablando de su posición política, sino porque nos habla de la manera en que un católico debería poder expresarse fruto de una relación profunda con Dios y una fe grande al servicio de Él.

 

«¡Oh Cristo! ¡Haz que yo me convierta en servidor, y lo sea, de tu única potestad! ¡Servidor de tu dulce potestad! ¡Servidor de tu potes­tad que no conoce ocaso! ¡Haz que yo sea un siervo! Más aún, siervo de tus siervos» (San Juan Pablo II).

 

 

 

Fuente: catholic-link